¿Y quién soy yo?

Gerardo Navarro, Nemónico: Gerardo Navarro, Nemónico: Escritor, investigador, conferencista y artista multidisciplinario mexicano, nacido en California; ha formalizado su obra en los ámbitos de la video-instalación, la dramaturgia, el performance, el spoken word, la composición musical electrónica, la video poética y los estudios psico-sociales, así como egresado del diplomado de educación por competencias de la Univesidad Pedagógica de México. Desde principio de los 80s, Navarro es pionero en la exploración transfronteriza en relación al arte, la filosofía de la mente y de la tecnología. Ganador del premio estatal de Baja California en dramaturgia 2008, con la obra “Yonke Humano”. Ganador en el 1er Gran Slam de Poesía de la Feria Internacional del Libro, Guadalajara 2009, así como en el 2006, en el Primer Slam de Poesía oral de Catalunya, Barcelona, dentro del Festival de literatura internacional, Kosmópolis. En 2012, publica el libro/cancionero “Poétika Transgótika” en colaboración con el músico/compositor Juan Casillas y la poeta Elizabeth Cazessús. En 2013, publica el libro “Tráfico de Pensamientos, caosofía de la red social”, y el poemario “La conspiración de los noctámbulos”. En 2014 el Instituto Municipal de Arte y Cultura contrata su conferencia audiovisual “Tecnohipnosis, el nuevo desorden electrónico”, para ser impartida en centros de educación superior de Tijuana. Creador del “Border Slam, torneo de voces” (poesía en voz alta) dentro del marco de la 32 Feria del Libro de Tijuana. Seleccionado para el «Encuentro de Poesía Virtual y publicación, Cali Contentemporáneo 2014», Colombia. En 2015, se lanza como vocalista y letrista del trío de blues funk rock, Border Beat.

No hay una solución
Hay muchas causas
No hay una fórmula
Hay muchas llaves
No hay una verdad
Hay muchas ciencias
No hay todos iguales
Hay sueños distintos
No hay un solo tiempo
Hay muchas historias
No hay un pasado
Hay solo recuerdos

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Me vacío de la ciudad en las montañas / Las sombras de la soledad me acompañan en este ritual de mis huesos / El ocaso ilumina de rojo mi semblante / Las piedras me retan a treparme más alto a sentir el viento en la cara / Cruzo el horizonte, la distancia es el mañana / Lanzo la mirada como pedrada al estanque del sueño / En otro tiempo, la ciudad queda vacía / sin una vida que salga al mediodia, grito con voz de esperanza, ¡eres mi silencio! / En la altura me encuentro a mi mismo / Eco y luz díafana, dilatado momento en el tiempo sin premura / Mi palpitar se desborda y se expande por el valle / Perdido con el humo de la salvia, me disuelvo en el paisaje / ¿Qué me vuelve a traer a mi mismo? / Me desnudo de letras y símbolos, me cubro de barro.

Un sueño por cada estación, una suspiro por cada amanecer, un palpitar por el germinado de una idea, por la formación de una visión, por la llegada de una emoción que nos acerca más a la comprensión, horizonte de nuestra condición. Un parpadeo por cada instante efímero, por el caer de una flor en soledad, por una lágrima serpenteando un rostro, por el rocío de la madrugada y la brisa del atardecer, por la luz y la penumbra de un adiós a cada luna, a cada cara que se cruza en nuestra vida, en nuestros pensamientos de ciega noche de estrellas, por el llanto, la queja, el susurro, el arrullo del momento que recuerdo la voz de tu risa, el sentimiento del cabello junto a las mejillas, el rayo a contraluz en una espiga, una espina, un cactus, una hoja otoñal, hojarasca de invierno, cerezo de esperanza que promete semilla y nos da una orquídea, una ventana abierta al océano del porvenir, a la marea de la existencia, al azar del convivir, y a lo que viene después de la comprensión y la tormenta. A todo eso llamo cuando los cantos de aves se filtran a mi sueño, y siento ese ardor en erupción trepando mis venas hasta derramarse por mis dedos sobre el teclado, las palabras que disuelven tus ojos en mis sueños.