DEL CONQUISTADOR AL HACKER, Del sueño americano a las pesadillas tecnológicas


Desde su descubrimiento, América representó para los europeos la promesa de una tierra idílica y perfecta, una utopía donde reinventar la sociedad lejos de las viejas estructuras del Viejo Mundo. Sin embargo, con la conquista y colonización también surgieron las semillas de futuros distopías y antiutopías.

La actual era transhumanista puede verse como una nueva versión tecnológica de la antigua utopía americana. Los avances en biotecnología, inteligencia artificial y otras áreas prometen ampliar dramáticamente las capacidades humanas e inaugurar una era posthumana. Muchos ven la posibilidad de vencer enfermedades, alargamiento de la vida e inclusive la inmortalidad. Sería el sueño hecho realidad de alcanzar un estado perfecto e ideal de existencia gracias a la ciencia y la tecnología.

No obstante, también existen visiones más pesimistas. Algunos temen que las nuevas tecnologías terminen agravando las desigualdades sociales y económicas. Si los avances sólo están al alcance de una élite rica que pueda pagarlos, podrían profundizar la brecha entre ricos biomejorados y pobres sin acceso a esos beneficios. Esto plantea el riesgo de distopías tales como una Sociedad dividida en clases inhumanas o posthumanas.

Otro peligro es la comercialización y privatización de la salud, la educación y otros bienes que deberían ser universales. Con la hegemonía del mercado en estos campos, lo que antes eran derechos podrían convertirse en mercancías acaparadas por quienes más pagan. Esto llevaría a sociedades antiutópicas donde priman las leyes del capital sobre el bienestar colectivo.

En definitiva, la promesa transhumanista de una era poshumana idealizada convive con el riesgo distópico de un futuro de desigualdad tecnológica e injusticia social. Como en los inicios del Nuevo Mundo, el futuro dependerá de cómo nos enfrentemos a estas amenazas para construir una utopía inclusiva, o terminar en antiutopías determinadas por la lógica mercantilista. La literatura y el arte siguen alertándonos sobre estos peligros a través de distopías como «Un mundo feliz/Brave New World» de Aldous Huxley, que describe una sociedad degradada donde la biotecnología es utilizada para manipular a los ciudadanos y donde priman la estandarización y la manipulación genética; «1984» de George Orwell, con su visión de un estado totalitario que controla a la población a través de la vigilancia masiva. Estas obras clásicas, entre otras, buscan evitar que distopías como las que anticiparon terminen haciéndose realidad de no enfrentar a tiempo los grandes desafíos de nuestra era.